Una de las diferencias de navegar sin tiempo, ni rumbo es que todo puede suceder. Las sorpresas brincan por delante, algunas me acarician, otras se burlan de mí. El camino suele ser bueno si el goce, la flexibilidad y un poco de preparación me acompañan para disfrutarlo.
Hace unos días regresamos del Caribe, en nuestro camino a la Ciudad de México tuvimos que parar en Puebla hasta que cayera la noche. ¿Qué hacer durante la espera? entrar al cine, ir a comer
mole poblano, visitar amigos, catedrales, museos. Una caminata por el centro de la ciudad fue la mejor opción. Apenas llegamos al zócalo escuché acordes suaves, Macy Gray estaba en el escenario del Festival Internacional 5 de Mayo, sonidos dulces para una tarde calida que nos abrazaba antes del anochecer. A punto de que terminara su prueba de sonido, me fuí a backstage, Macy bajó de la tarima, apuró sus pasos hacía su camerino; yo preparé unas preguntas, encendí mi grabadora y al instante apareció en la pantalla "battery exhausted" ¡Mierda!. Ella pasó a mi lado, la miré, sonrio y se refugió en su trailer. A unos pasos, músicos del Infinity Quartet y David Murray discutían apasionadamente, "soy un músico profesional, es la última vez que toco con ustedes". Ahí quedó en el aire su promesa y también mi entrevista. "I try"
Hoy desperté después de un viaje de resistencia entre las fronteras del alma y un sistema añejo que canta por las calles, se niega a morir; bebe agua de mar y transpira tabaco y ron. Son casi las seis de la tarde, me falta música, reviso algunos conciertos del FMX, el Festival de la Ciudad de México. En una hora, Orges and the Ockus Rockus Band, una banda de Viena, formada con músicos de Albania, Austria y Ucrania, se presenta en el Multiforo de
Tlalpan; es un buen motivo para visitar ese bello barrio. No hay tráfico, milagrosamente, la Ciudad fluye ligera, en menos de cuarenta minutos viajé de Naucalpan a Tlalpan.
Orges Toce aparece, desenfadado nos advierte que van a hacer ruido, "malo o bueno, pero ruido". Por momentos, su voz es un mezcal rasposo, un eco entre Leonard Cohen y Tom Waits.
Al fondo, en la batería, está Christian Eberle, es un complice sonriente del contrabajista Lukas Kranzelbinder, él juega con su instrumento, lo goza. Es una lástima que está mal sonorizado, abajo casí no se escucha. Entre canción y canción, los dos beben cerveza, sus
caguamas los acompañan durante el concierto, a mi también se me antoja un trago.
- Como ya se habrán dado cuenta, no cantamos en español, soy de Albania -dice Orges, en castellano con acento español. ¿Conocen Albania? ¿De que lo conocen? -bromea. Se le nota cómodo, ya mandó a la mierda a la corrupción y la política, también tocó las primeras notas de la
Cucaracha, agradeció a los técnicos de sonido, pidió respeto para los trabajadores y felicitó a todas las Mamás en su día, su concierto es un buen regalo (en México el 10 de mayo es el día de las Madres, una fiesta muy singular en la cultura nacional). Escuchamos Parazit, Scheiss' Auf Korruption, Bjeri Kavalit, Fol shquip, -que según él suena a "whole shit", pero que significa "habla en albanes", un elogio a su raiz, pero igual es una canción sobre el orgullo de pertenecer a cualquier lugar del mundo.
Ahora suena Rrugeve (On the road again)
On the Road Again, on the road again
that's life my baby
we have to understand
on the road, on the road again
tomorrow baby
we can pay the rent.
Es la canción por la que los conocí, así me siento y navego ahora: