Era tierna cuando se metía en el bosque por senderos desconocidos,
era curiosa, cuando llegaba al claro que nadie conocía, o que casi nadie conocía.
Era tierna cuando se quitaba la capita,
era inquitante, cuando se quitaba el vestidito.
Era tremenda cuando se quitaba las braguitas.
Y asi natural, como el mundo la vio llegar,
se reclinaba en el pasto; y ahí entre rosas, claveles y gardenias, aguardaba...
Las rosas acariciaban sus oídos,
los claveles eran cómplices secretos, para sus labios
las gardenias, perfumaban su pasión.
Pero el tiempo pasa y el lobo no llega.
Caperucita levanta las piernas y las entrecruza de lado a lado
y así...solamente hace un mohin, y dice:
¿Qué tendrá mi abuelita, que no tenga yo?"
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